martes, 16 de abril de 2013

Soy maestra



Soy maestra de vocación.

Me siento orgullosa de haber elegido esta profesión. Me siento orgullosa de disfrutar de dos meses de vacaciones en medio de diez meses de dedicación exclusiva a mis tareas docentes, donde muy a menudo la jornada laboral traspasa los horarios establecidos.
Me siento orgullosa de recibir cada mañana a mis alumnos con una sonrisa en la cara cuando te miran con esos ojos sinceros.
Me siento orgullosa de hacer de madre, enfermera, psicóloga, pediatra, y todo ello sólo con la titulación de magisterio.
Me siento orgullosa de pensar que aunque sea mínimamente, estoy formando buenas personas que serán nuestro futuro.
Ahora bien, a pesar de mi orgullo, cuando pienso ahora en todo lo que nos rodea, echo de menos los tiempos en que disfrutábamos de autoridad.
Echo de menos los tiempos en que las familias confiaban plenamente en los maestros, sin cuestionar en todo momento su trabajo.
Echo de menos ver a los niños jugar en el patio, caer y volverse a levantar, echo de menos ver a los niños ensuciarse y que las familias no lo vivan como algo escalofriante.
Como ya se ha dicho muchas veces, he tenido un sueño, he soñado con una educación de calidad, una educación libre para todos, una educación con los recursos para crear personas dignas y merecedoras de un futuro, de un futuro que actualmente no soy capaz de imaginar.

1 comentario:

  1. I els pares moltes vegades trobem a faltar mestres com tu !
    Una abraçada
    Alícia Burjachs

    ResponderEliminar